Una «trastor» en Mastorrencito…
Era un día cualquiera en Mas Torrencito, ese paraíso perdido donde los perros eran dueños y señores, y los humanos solo estaban ahí para servirles y disfrutar de su compañía. Una «trastor» en Mastorrencito… Eran las cinco de la mañana y, sorprendentemente, todo estaba tranquilo. Una paz rara, casi milagrosa,