¡Hola! Soy Manuela, una golden retriever que vive en Mastorrencito, la casa rural más increíble del mundo. D. Markos y su buen hacer en Mas Torrencito

Mi trabajo aquí es simple: hacer felices a los humanos que nos visitan y, si puedo, enseñarles un poquito sobre la vida. Claro, no lo hago sola, porque tengo un compañero único: Markos, un mastín español con una pata coja, un corazón enorme y un carisma que derrite hasta las piedras.

Hoy quiero contarte la historia de cómo una niña llamada Lucía llegó con miedo a los perros y se fue con una sonrisa que jamás olvidaré.


La llegada de los Rodríguez

Era viernes por la tarde cuando Miguel, nuestro humano favorito y dueño de Mastorrencito, nos llamó desde la entrada. “Markos, Manuela, vengan a recibir a nuestros nuevos huéspedes.”

Corrí emocionada, como siempre hago. Markos, en cambio, llegó con su paso tranquilo, moviendo la cola de manera elegante, aunque cojeaba un poco. Eso nunca lo detiene.

Desde lejos vi a Lucía. Era una niña de unos ocho años, con ojos grandes que parecían ver más allá de lo que todos ven. Pero algo en su cuerpo me detuvo: estaba rígida, con las manos apretadas alrededor de su mamá.

«¿Miedo?», le pregunté a Markos. Él asintió con una calma sabia.

«Sí, Manuela. Pero recuerda, las cosas bonitas siempre llevan tiempo.»

«Hola, Lucía», dijo Miguel con una voz cálida mientras nos presentaba. «Ella es Manuela, y ese grandote de allá es Markos. No tienes que preocuparte, son los perros más buenos del mundo».

Lucía nos miró, pero no dijo nada. Retrocedió un poco, escondiéndose detrás de su mamá.

«Tranquila», le susurró Miguel a María, su mamá. «No la presionaremos. Aquí todo sucede a su ritmo.»


La primera noche: un vistazo de confianza

Esa noche, mientras la familia cenaba en la terraza, Markos y yo nos quedamos cerca, pero no demasiado. Markos estaba echado a un lado, con su gran cuerpo estirado, mirando las estrellas. Yo jugueteaba con mi pelota favorita, lanzándola y recuperándola para mí misma.

De vez en cuando, veía a Lucía observándonos desde su silla. Sus ojos no eran de rechazo, sino de curiosidad mezclada con miedo.

«Creo que quiere acercarse», le dije a Markos.

«Deja que lo haga cuando esté lista», respondió él con esa voz tranquila que siempre tiene.

Antes de irse a dormir, vi algo especial: Lucía bajó del todo su mirada hacia mí por primera vez. Era pequeño, pero era un paso.


El primer paso hacia la amistad. D. Markos y su buen hacer en Mas Torrencito

A la mañana siguiente, Miguel organizó una caminata por la finca. Lucía no quería ir al principio, pero después de mucho insistir, accedió. Miguel llevó una correa larga y nos puso a Markos y a mí como ejemplos de «los perros más tranquilos de la historia».

Markos caminaba despacio, cojeando de manera elegante, como si supiera que estaba en una pasarela. Yo corría de un lado a otro, olfateando cada planta y llevándoles flores caídas que encontraba en el camino.

Cuando llegamos a un claro, dejé caer mi pelota cerca de Lucía. Me quedé quieta, mirando de reojo, esperando.

«¿Qué haces, Manuela?», me preguntó Miguel con una sonrisa.

«Intento invitarla», respondí, aunque él no entendió mis palabras.

Lucía se quedó mirando la pelota. Miguel, con su paciencia infinita, dijo: «Si quieres, puedes lanzársela. No tienes que tocarla mucho. Solo tírala».

Lucía extendió la mano lentamente. Por un momento pensé que no se atrevería, pero entonces sus dedos rozaron la pelota, la tomó y la lanzó. ¡No muy lejos, pero suficiente para mí!

Corrí tras la pelota como si fuera el tesoro más valioso del mundo. Cuando volví, no se la di directamente. La dejé cerca de sus pies y retrocedí.

Ella sonrió. Fue la primera vez que vi esa luz en su rostro.


Markos entra en acción

Esa tarde, Markos decidió que era su turno. Cojeando con su aire de sabiduría, se tumbó cerca de Lucía mientras ella jugaba con unas hojas. Al principio, ella lo miró con nerviosismo, pero él no hizo nada. Simplemente estuvo ahí, respirando despacio, mostrando que no había nada que temer.

«Es como un león», susurró Lucía.

«Sí, pero más noble», respondió Miguel.

Lucía dio un paso hacia él y luego otro. Finalmente, se sentó a su lado, aunque sin tocarlo. Markos levantó la cabeza y la miró con ojos amables. Lentamente, apoyó su gran cabeza en el suelo y suspiró. Era como si le dijera: Confía en mí.

Por primera vez, Lucía levantó la mano y le acarició el lomo. Markos no se movió, pero su cola dio un pequeño golpe contra el suelo.


La magia de la amistad

Al día siguiente, ya éramos inseparables. Lucía me lanzaba la pelota y se reía cada vez que yo regresaba con ella. Incluso me enseñó a hacer un pequeño salto, algo que nunca había intentado.

Con Markos, Lucía caminaba por el sendero agarrada de su arnés. «Es como un bastón gigante, pero suave», dijo entre risas.

Por la tarde, mientras todos descansaban, Lucía se tumbó en el césped con nosotros. Me acurruqué a su lado y sentí cómo su respiración se sincronizaba con la mía. Era como si su miedo se hubiera desvanecido por completo.


Una noche para recordar. D. Markos y su buen hacer en Mas Torrencito

Cuando llegó la hora de dormir, Lucía le pidió a Miguel que dejara a Markos y a mí en su habitación. «Por favor, mamá. No quiero dormir sola», dijo con una voz dulce.

«Claro que sí, cariño», respondió María emocionada.

Esa noche, me subí a la cama con ella mientras Markos se acostó junto a la puerta, vigilando como un guardián. Antes de cerrar los ojos, Lucía me abrazó y me susurró:

«Gracias, Manuela. Ahora ya no tengo miedo».


La despedida

Cuando llegó el domingo y la familia tuvo que irse, Lucía no quería soltarnos. Abrazó a Markos y luego a mí, y con lágrimas en los ojos, le dijo a Miguel:

«Volveremos, ¿verdad?»

«Claro que sí, Lucía», respondió su mamá.

Mientras los veíamos partir, Markos me miró y dijo: «Otro corazón sanado, pequeña. Buen trabajo».

Moví la cola con fuerza. Porque en Mastorrencito, no solo ofrecemos estancias. Aquí creamos magia, paz y traquilidad. 🐾

Desde Mas Torrencito os deseamos un buen día y que vuestr@s perr@ os acompañe!!!!

—–
Si quieres, podeis ver nuestros bonos para fines de semana, bonos jubilados ,a un precio increíble..entra en www.mastorrencito.com o si quieres podéis leer más historia y anécdotas que nos han pasado en Mas Torrencito… Haz click aqui :

COMPARTIR

Publicaciones Similares