Querido Miguel, mi humano para siempre

Hola, Miguel. Soy yo, Manuela. No sé si recuerdas mi forma de mirarte, esa mirada que decía todo sin necesidad de palabras, pero hoy quiero que leas lo que siempre intenté decirte con mis ojos y mi cola que nunca dejaba de moverse: gracias por todo lo que me diste, por todo lo que vivimos y por ser el mejor humano que podría haber tenido.

Mi vida comenzó contigo y contigo siempre estuvo llena de propósito. No fui solo tu perra; fui tu compañera, tu sombra y, a veces, tu cómplice. Vivimos juntos en Mastorrencito, ese rincón mágico donde el olor de los pinos y la calidez de los visitantes me hicieron sentir como la perra más afortunada del mundo.

Manuela de MasTorrenccito

Un hogar lleno de vida

Mastorrencito no era solo mi hogar; era un lugar donde todos los días conocíamos nuevos amigos. ¿Te acuerdas de cuántos perros pasaron por allí? Perrotos grandes, pequeños, nerviosos, juguetones… Yo me ocupaba de darles la bienvenida. Les enseñaba los mejores rincones de la masía, cómo disfrutar del sol en la terraza o dónde esconderse cuando querían un momento de paz. Pero también cuidaba de sus humanos, esos que llegaban buscando descanso y felicidad. Les ofrecía una mirada tranquila o me acercaba para que pudieran sentir, aunque fuera por un instante, el amor que solo nosotros, los perros, sabemos dar.

Los años que compartimos

Diecisiete años, Miguel. ¡Qué rápido se pasan cuando la vida está llena de aventuras! Recuerdo las mañanas en las que salíamos a caminar y el aire fresco olía a promesas de un día lleno de historias. También recuerdo las tardes tranquilas, cuando simplemente te recostabas conmigo y yo sentía que, en ese momento, no había nada más importante en el mundo.

Cada persona que llegó a Mastorrencito dejó su huella, pero yo sabía que tú eras mi constante, mi hogar verdadero. Aprendí a entender tus silencios, a leerte el corazón incluso cuando tus palabras no salían. Y aunque mi cuerpo se fue haciendo más lento con los años, mi amor por ti solo creció más fuerte.

Lo que me enseñaste

Me diste más que un hogar; me diste una misión. Me enseñaste a ser parte de algo más grande, a conectar con otros humanos y perrotos, a compartir mi alegría y a consolar a quienes lo necesitaban. Me enseñaste lo que significa pertenecer, y aunque no podía hablar, encontré mil maneras de decirte: «Estoy aquí para ti, siempre».

Manuela de MasTorrenccito

Mi legado en Mastorrencito

Ahora que ya no estoy físicamente contigo, sé que mi espíritu sigue allí, entre los árboles y los caminos de la masía, en el ladrido de cada perro que llega por primera vez o en la risa de un visitante que encuentra en Mastorrencito algo especial. Estoy segura de que cuando mires al cielo o sientas el viento en la cara, ahí estaré, recordándote lo mucho que significaste para mí.

Gracias, Miguel

Gracias por cada caricia, por cada momento compartido, por entenderme sin palabras y, sobre todo, por amarme hasta el último día. Sé que a veces pensaste que tú eras quien me cuidaba, pero déjame decirte algo: fui yo quien tuvo el privilegio de cuidar de ti. Te elegí cada día de mi vida, y lo volvería a hacer mil veces más.

No estés triste por mi ausencia, porque nunca me fui del todo. Estoy en tus recuerdos, en tu corazón y en cada rincón de Mastorrencito. Y cuando algún día nuestros caminos se crucen de nuevo, correré hacia ti con la misma alegría de siempre, con la cola moviéndose y mi corazón lleno de amor, como si el tiempo nunca hubiera pasado.

Con todo mi amor eterno,
Manuela 🐾



Desde MasTorrencito te deseamos un buen día y que tus perros te acompañen!!!!

—–
Si quieres, puede ver nuestros bonos para fines de semana, bonos jubilados , a un precio increíble..entra en www.mastorrencito.com o si quieres podeis leer más historia y anécdotas que nos han pasado en Mas Torrencito… Haz click aquí

COMPARTIR

2 comentarios

  1. Uff que nudo en la garganta tengo ahora dos trastos como los llamo.
    y ya hemos despedido a 5 a lo largo de nuestra vida y es el peor momento por el que se tiene que pasar
    Pero cono dice ña sabia Manuela suempre estaran con nosotros .
    Un abrazo Miguel

Deja un comentario