Acabo de ver la serie y sigo en shock. No es una serie más. No va de entretenimiento. Esto va de realidad. Cruda, directa y sin anestesia.
Por un lado, me ha fascinado. Es valiente, está bien hecha, y te pongo de pleno en un mundo que muchos preferimos no mirar. Pero por otro, me ha dejado completamente acojonado. Porque muestra algo que está pasando ya , ahora mismo, y que apenas entendemos: la adolescencia de hoy.

Lo más bestia de todo es darte cuenta de tres cosas:
- No entendemos a los adolescentes. Su lenguaje, sus códigos, cómo se relacionan, cómo sienten. Las redes sociales no son sólo “cosas de críos” o entretenimiento. Son su entorno, su aparador, su selva. Y muchas veces su preso.
- Los padres están perdidos. No por falta de amor, sino por falta de herramientas. La brecha generacional ya no es sólo de gustos o modas, es tecnológica, emocional y hasta ética. Y cuando algo estalla, no saben dónde cogerlo.
- La impotencia que genera todo esto es brutal. Como adulto, como madre o padre, como profe, como amigo, incluso como espectador… oyes que no sabes qué hacer. Y eso pesa. Psicológica y emocionalmente.
Yo no tengo hijos, pero lo digo claro: sufriré como si fueran míos por cualquier persona que se vea en una situación como la de los protagonistas. Porque duele ver tanta soledad, tanta presión, tanto silencio. Porque esto no se ficción lejana. Esto puede estar pasando búsqueda. En ti calle. En ti entorno. Y nadie se entera hasta que revienta.
La serie te golpea con estas verdades. No suaviza, no maquilla. Y eso es lo que más duelo. Porque ves reflejos de cosas que has oído, vivido o temido. Y entiendes que hay mucho que no estamos viendo o no queremos ver.
Por eso la recomiendo. En todo el mundo. Padres, profes, adolescentes, cualquiera. No para asustarse —aunque da miedo, y mucho— sino para abrir los ojos. Para empezar conversaciones incómodas. Para dejar de mirar hacia otro lado.
Porque si seguimos ignorando lo que sienten, lo que se callan y lo que viven los chavales hoy en día… nos arrepentiremos. Y tarde.
El idioma oculto de los emoticonos (y lo pez que estamos los adultos)
Nos creemos que sabemos usar emojis porque ponemos corazones, caritas felices o una flamenca en los mensajes de WhatsApp. Pero lo cierto es que muchos adultos no tienen ni idea del verdadero significado que esos iconos tienen para los chavales. Y eso es peligroso.
Un corazón amarillo, verde o rojo no significa simplemente “amor” o “me gusta”. Puede estar diciendo “eres mi amigo pero con límites”, “me caes bien pero no te flipes”, o incluso marcando jerarquías emocionales en un grupo.
Una bomba puede parecer un chiste o una broma absurda, pero puede ser una amenaza velada, una burla, o parte de un código que solo entienden entre ellos.
Y nosotros… mirando desde fuera, sin enterarnos de nada. A veces incluso nos reímos de algo que para ellos es humillante, cruel o violento. Y ese es el problema. Nos falta contexto, nos faltan claves, y muchas veces, ni siquiera preguntamos.
El lenguaje adolescente ya no es solo verbal. Se mueve en símbolos, en emojis, en likes, en silencios, en códigos que cambian cada semana. Y si no hacemos el esfuerzo de entenderlo, nos quedamos fuera.
Peor aún: dejamos solos a quienes lo usan para gritar cosas que no saben decir en voz alta.
No se trata de aprenderse una enciclopedia de emoticonos. Se trata de estar atentos. De preguntar. De no subestimar. Porque lo que para ti es una bombita graciosa o un corazón bonito, para otro puede ser una señal de alerta.
Y si no lo vemos… no lo podremos parar.
Desde MasTorrencito te deseamos un buen día y que tus perros te acompañen!!!!
—–
Si quieres, puede ver nuestros bonos para fines de semana, bonos jubilados , a un precio increíble.. entra en www.mastorrencito.com o si quieres podeis leer más historia y anécdotas que nos han pasado en MasTorrencito…
Ayer me quedé viendola hasta las dos de la mañana y me costó un monton dormirme.Es realmente buena