Ayer llegó el Chino. Y no, no me refiero a un vecino ni a un amigo, sino a mi hermano Carlos, al que llamo así porque lleva tantos años viviendo en China que ya forma parte de él. Su historia es de esas que merecen ser contadas, porque si alguien ha sabido arriesgar, atreverse y lanzarse al vacío sin miedo, ha sido él.
El Chino que vino de China
Carlos fue un pionero en su mundo. Mientras otros soñaban con quedarse en su zona de confort, él cruzó medio planeta y montó el primer restaurante español en Pekín. Pero no se detuvo ahí. Montó un centro comercial entero, El Patio Nali, que hoy en día es uno de los sitios más de moda en la capital china. Un lugar exclusivo, lleno de restaurantes, bares y tiendas de lujo, donde todo Pekín quiere ir a ver y ser visto.
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📍 Pero el camino hasta ahí no fue fácil. Cuando Carlos llegó a China, montó un restaurante con un socio suizo, un hombre que tenía bodegas de vino y con el que compartía el sueño de traer lo mejor de Europa al corazón de Asia. La historia del suizo, sin embargo, acabó de una forma que parece sacada de una película de misterio. Si la memoria no me falla… fue asesinado. O eso es lo que yo recuerdo. Un episodio oscuro y confuso que quedó en las sombras de su vida en China.
A pesar de todo, Carlos siguió adelante. Y no solo construyó su propio imperio, sino que ayudó a muchos otros a abrirse camino en Pekín. Empresarios, chefs, comerciantes, soñadores que querían instalarse en la capital china encontraron en él una mano amiga. Si alguna vez un español ha querido montar algo en Pekín, seguramente mi hermano ha tenido algo que ver.
El Akita, la joya prohibida de Pekín
Ah, pero se me olvidaba un detalle importante: el perro. Porque sí, Carlos no solo tiene negocios en medio mundo, sino que además tiene un súper perro.
Se trata de un Akita Inu, un perro majestuoso, fuerte y noble, de esos que solo se ven en las películas. Es su compañero fiel, pero tenerlo en Pekín no es precisamente fácil. Las leyes han cambiado y ahora los Akitas están prohibidos a menos de 20 kilómetros de la ciudad. Así que… imagina la odisea que supone pasearlo.
Carlos y su familia han tenido que ingeniárselas para que el perro no llame la atención. Lo sacan de noche, a escondidas, evitan ciertos lugares y lo llevan con precaución extrema. Nosotros nos quejamos de sacar a pasear a nuestros perros… pero esto sí que es un reto. ¡Y aun así, no se deshace de él! Porque si algo tiene mi hermano, es lealtad. Y este Akita forma parte de su vida, aunque le toque vivir medio en la clandestinidad.
El día que el Chino vino a mi boda
Si hay un momento en el que mi hermano demostró lo que está dispuesto a hacer por la familia, fue el día de mi boda. Imaginen el lío: avisarlo con apenas 20 días de antelación y pedirle que cruzara medio planeta con toda su familia. Pero lo hizo. A su manera, claro. Porque con él, nunca nada es sencillo.
📌 Primero dijo que venía solo.
📌 Luego que venía él y YaKon.
📌 Luego que venía él, YaKon y mi sobrino.
📌 Y al final… ¡apareció uno más! 😆
Pero ahí estaban, todos juntos. Eso sí, el día de la boda quedó grabado en la memoria de los invitados por dos razones:
1️⃣ La lluvia más épica jamás vista ☔. En toda la primavera no llovió más que aquel día, pero llovió como si el cielo se cayera a pedazos.
2️⃣ El desfile de YaKon. No es broma. Dicen que se cambió de vestido tres o cuatro veces durante la boda. Y si no fueron cuatro, no fueron ninguna.
Yo, en medio del caos y la emoción, ni me enteré. Pero las «ellas» sí, y se encargaron de recordármelo después 😂.
Carlos, un alma libre
Lo que más admiro de Carlos no es su éxito, ni su vida de película. Es su tranquilidad. Parece como si los problemas no le afectaran, como si tuviera una armadura invisible que le permite caminar sin que el mundo lo lastime. Nunca lo he visto cabreado, ni alterado, ni perder la sonrisa.
En eso, se parece mucho a nuestro padre, Don Andrés. Misma forma de estar, mismo carácter sereno. Y lo más curioso es que los dos comparten algo más: la misma sonrisa y la misma dentadura Profidén 😆.
Carlos es de esos que, aunque esté a miles de kilómetros, sigue estando cerca. Y aunque su vida parezca un torbellino de viajes, negocios y proyectos imposibles, cuando aparece, siempre deja un trocito de su magia en el aire.
Ayer lo vi, hoy ya se va, y quién sabe cuándo volveremos a coincidir. Pero una cosa es segura:
💫 Siempre es un placer cuando el Chino vuelve a casa. 💫
Desde MasTorrencito te deseamos un buen día y que tus perros te acompañen!!!!
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Mucha suerte para el chino