Esto va para todos los que seguís reservando por Booking.com, Expedia, Hotels.com, Agoda, Trivago y compañía, pensando que es “más cómodo”, “más seguro” o que “así me ahorro líos”.
Y sé que con esto me voy a meter en un LIO de cojones!!! por que booking.com siempre está al acecho… y hoy mismo tendrá consecuencias… pero… alguien tiene que decirlo!!!!!
Pues os cuento cómo funcionan estas plataformas:
Revenden reservas, ocultan los datos del cliente, nos cobran comisiones salvajes y, cuando hay un problema, desaparecen.
Ni ayuda, ni atención, ni responsabilidad. Solo intermediarios forrándose a costa de nosotros y de vosotros.
Los números no engañan:
Solo Booking.com facturó casi 24.000 millones de euros en 2024, solo en comisiones.
Repito: 24.000 millones SOLO en comisiones.
Eso significa que el volumen total de reservas que han pasado por sus manos ronda los 247.000 millones de euroscomo mínimo.
Y ahora viene lo mejor: gran parte de esa facturación está canalizada a través de paraísos fiscales.
¿Lo pilláis?
Mientras nosotros nos dejamos la piel y pagamos nuestros impuestos como toca, ellos se lo llevan calentito, sin devolver nada al sistema.
Y encima los apoyamos con cada reserva. Vosotros y nosotros.
Estamos financiando un sistema injusto que nos exprime y encima no tributa donde debería.
El caso real (porque esto no es teoría):
Unos clientes suizos hicieron una reserva en MasTorrencito por Booking.com.
Booking, sin avisar ni al cliente ni a mí, revendió la reserva a través de Agoda.com, que también es suyo (aunque lo nieguen).
Y a mí me llega la reserva sin teléfono, sin email, sin forma alguna de contacto. Solo un nombre y una tarjeta virtual.
Y esto no es un hotel con personal las 24 horas.
Es una casa rural, en mitad del campo.
Necesito poder contactar con los clientes, mandarles instrucciones, guiarles…
Pero estas plataformas bloquean todo.

¿Intenté solucionarlo? Por supuesto:
- Llamo a Agoda: me dicen que no pueden darme los datos, que son “una pasarela”.
- Llamo a Booking:
- Más de 40 minutos de espera.
- Tres personas distintas.
- Cero soluciones.
- Me dicen que la reserva “no es suya”.
- Les digo que Agoda es del mismo grupo. Me lo niegan.
- Y me toman por tonto.
- Vuelvo a llamar a AGODA.. y más de lo mismo… que enviaran un mail a Booking.com para que se pongan en contacto con nosotros… pero la realidad es que a estas horas… cuando el cliente ya se ha ido… NADA de NADA….
¿Y los clientes?
No sabían nada. Creían que habían reservado directamente con Booking.
Pero por suerte, esta vez salió bien.
Llegaron a la famosa puerta amarilla.
Llamaron por teléfono. Les contesté.
Les di el código para entrar. Les esperé.
Les expliqué todo, hice el check-in en persona, y también el check-out.
Gracias a eso, no hubo drama.
Pero, ¿y si hubiesen llegado más tarde? Si hubieran llegado después de las 22:00 h que mi telefono se queda en silencio??? Quien les habría abierto? Quien se iba a poner en contacto conmigo???
¿Si no hubieran llamado? ¿Si se hubiesen perdido en mitad del campo sin cobertura?
¿Qué habría pasado entonces?
¿De quién habría sido la culpa?
Desde luego ni del cliente ni mía. PERO LA CRITICA NEGATIVA ME CAE… SI O SI
Pero Booking, Agoda, Expedia y compañía se lavan las manos y siguen cobrando como si ofrecieran un servicio.
¿Y Expedia, Hotels.com, Trivago, etc.?
Hacen lo mismo.
Revenden reservas.
Te esconden la información.
Cobran comisiones escandalosas.
Y si tienes un problema, búscate la vida.
Así que, por favor, abrid los ojos:
- Si reserváis por estas plataformas, estáis pagando más sin saberlo.
- Están destrozando el trato directo, el servicio personalizado, y nuestro margen para sobrevivir.
- Y en caso de problema, ni ellos dan la cara ni os la solucionan.
Y lo más triste de todo esto…
Es que nos vemos “obligados” a estar en estas plataformas.
Porque si no apareces en Booking, Expedia, Trivago o similares, no existes.
Igual que antes se decía:
“Si no estás en Google, no existes.”
Pues ahora es:
“Si no estás en estas plataformas, estás fuera del mapa.”
Nos tienen secuestrados digitalmente.
Nos estrujan, nos invisibilizan si no pagamos, y encima canalizan sus beneficios fuera del país para no pagar impuestos.
Y lo peor: seguimos alimentando este monstruo entre todos.
MORALEJA (por última vez, clara y sin rodeos):
Reservad directamente.
Es más barato.
Es más justo.
Y si pasa algo, habláis con una persona real, que se preocupa de verdad.
Porque Booking, Agoda, Expedia, Hotels.com, Trivago y compañía no son servicios de confianza.
Son máquinas de hacer dinero sin escrúpulos, que solo nos dejan las migas… y ni siquiera pagan su parte.
REFLEXIÓN: LA TRAMPA DE LAS PLATAFORMAS
Lo más duro de todo esto no es que nos roben comisiones.
No es que nos oculten información básica sobre nuestros propios huéspedes.
No es que revendan nuestras habitaciones como si fueran suyas.
Ni siquiera es que nos traten como si fuéramos estúpidos cuando intentamos reclamar algo.
Lo más duro es que no podemos escapar.
Estamos “obligados” a estar en Booking.com, Expedia, Agoda, Hotels.com, Trivago y todo ese enjambre de intermediarios.
Porque si no apareces ahí, no existes.
Porque la mayoría de la gente, por costumbre o por desconocimiento, sigue entrando a esas plataformas como primer paso para buscar alojamiento.
Nos tienen atrapados.
Secuestrados digitalmente.
Te exprimen por dentro, te exigen visibilidad, pero te hacen invisible como persona.
Porque en cuanto algo sale mal, nadie da la cara. Nadie contesta. Nadie se responsabiliza.
Y si el cliente se pierde, si no puede entrar, si hay un problema, la culpa te cae a ti.
Porque para el cliente, solo existes tú.
Para la plataforma, eres solo un número en su base de datos.
Y todo eso mientras facturan miles de millones al año (solo Booking en 2024: 24.000 millones de euros en comisiones),
canalizan sus ingresos por paraísos fiscales para no pagar impuestos,
y se presentan como «socios» del sector turístico.
No son socios.
Son depredadores.
¿Y nosotros?
Los que abrimos la puerta. Los que damos la bienvenida. Los que limpiamos. Los que cocinamos. Los que respondemos a las llamadas a las diez de la noche.
Somos los que salvamos la experiencia del cliente, a pesar de ellos.
Somos los que ponemos el cuerpo, la cara y el teléfono.
Y aún así, seguimos pagando.
Y lo más triste es que los viajeros, sin mala intención, siguen apoyando este sistema cada vez que reservan por ahí.
Cada vez que hacen clic en «confirmar reserva» en Booking o Expedia, nos cuesta a nosotros dinero, tiempo y dignidad.
Por eso, cuando pedimos que se reserve directamente, no es por capricho.
Es por necesidad.
Porque si no cortamos esta rueda entre todos, nos seguirán explotando a nosotros y engañando a vosotros.
Y llegará un día en que no quedarán casas rurales con puertas amarillas, ni trato personal, ni anfitriones que contesten el teléfono a las 22:00.
Solo quedarán interfaces automáticos, comisiones opacas y atención al cliente con acento robotizado desde un call center en Kuala Lumpur.
Y entonces ya será tarde para recuperar lo que perdimos:
la humanidad en la hospitalidad.
Desde MasTorrencito te deseamos un buen día y que tus perros te acompañen!!!!
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