A veces me lo imagino sin querer, como un pensamiento fugaz. Pero otras veces, como anoche, me pierdo en la idea con todos los detalles. Me vi con ese boleto premiado en la mano, el que me trajo mi querido ciego Ramón, con su sonrisa habitual, como si ya supiera que esta vez sí tocaba.

Y claro, lo celebrábamos. Y no era por el dinero, era por lo que significaba: se acababan los agobios, las cuentas justas, las preocupaciones constantes. Se acababa el vivir al día, preguntándose si entra una reserva más, si habrá cancelaciones, si el crédito llega antes que el ingreso. Todo eso desaparecía de golpe. Y en su lugar, entraba algo tan simple como valioso: tranquilidad.

Pero lo tenía claro: no se trata de hacer algo nuevo, sino de cuidar lo que ya existe. Mas Torrencito. Este lugar que ya es especial, que tiene alma, historia y carácter. Solo que ahora, con ese golpe de suerte, podríamos llevarlo al siguiente nivel. Más placas solares, más sostenibilidad, más eficiencia. Reformas donde realmente sumen: habitaciones más amplias, más confortables, mejor conectadas con el jardín, baños cómodos, salones acogedores.

Y sobre todo, un espacio aún más libre para los perros. Porque aquí no son un añadido, son parte del alma de Mas Torrencito. En ese sueño, todo gira en torno a ellos. Un lugar pensado para que corran sin límites, se revuelquen en el césped, se sientan parte del sitio. Nada de normas absurdas, nada de restricciones innecesarias. Solo libertad. Solo bienestar.

Sería algo así como un pequeño club privado. Pero no exclusivo por el lujo, sino por el espíritu. Solo gente de buen rollo, solo quienes aman de verdad a los perros y entienden lo que es compartir la vida con ellos. Un lugar para disfrutar sin prisa, sin pretensiones, sin ruido.

Claro, luego me río. Porque seguro que acabaría gastándome el dinero, metiéndome en más ideas, reformando más de la cuenta, y volviendo a deber algo al banco. Porque uno es así. Pero qué bonito es imaginar. Qué bien sienta por un rato pensar en Mas Torrencito como ese refugio completo, libre, sostenible y totalmente perruno.


Reflexión:

La lotería no es solo una cifra. A veces, es la posibilidad de vivir con calma. De dedicar los días a mejorar lo que ya tiene valor, y no solo a sobrevivir.

Mas Torrencito ya es un hogar para humanos y perros. Pero el sueño de ese premio nos recuerda todo lo que aún podemos hacer: más libertad, más comodidad, más respeto por la naturaleza y por los animales.

Y aunque el boleto no llegue, la idea queda. La dirección es clara. Que este lugar siga creciendo con sentido, con alma, y siempre con ellos: los perros, que aquí no son “permitidos”, son bienvenidos. Son familia.


Desde MasTorrencito te deseamos un buen día y que tus perros te acompañen!!!!

—–
Si quieres, puede ver nuestros bonos para fines de semana, bonos jubilados , a un precio increíble.. entra en www.mastorrencito.com o si quieres podéis leer más historia y anécdotas que nos han pasado en MasTorrencito…

COMPARTIR

Deja un comentario