Era una tarde tranquila cuando llegó. Un hombre alemán, alto, serio, con un perro grande, negro, sin castrar. No era algo que pasara desapercibido, sobre todo porque tengo perros y ya había dejado claro en las condiciones de la casa que esto era un problema. El Egoísmo del Viajero Errante by MasTorrencito

Pero bueno, con la situación económica como está, preferí no complicarme. Guardé a los míos y acepté al huésped con una sonrisa forzada.

Desde el principio, su actitud fue incómoda. No era grosero, pero sí pretencioso, como si estuviera acostumbrado a que todo se hiciera a su manera. Decidí alojarlo en una habitación superior que tenía vacía. Pensé que sería mejor tanto para él como para mí, ya que estaría más cómodo y lejos del bullicio. Al explicarle las normas y el funcionamiento de la casa, respondió con gestos impacientes, como si no tuviera tiempo para escuchar lo que ya «sabía».

Al poco rato, me mandó un mensaje de WhatsApp pidiéndome que encendiera la estufa de pellets. Lo hice sin problema. Pero, curiosamente, apenas cinco minutos después, ya estaba de vuelta en su habitación. Me quedó claro que había encendido la estufa más por capricho que por necesidad.

Por la noche, me hizo otra petición:
—Quiero desayunar a las 6:30, porque tengo que llegar temprano a Málaga. Saldré sobre las 7.

No era lo ideal, pero tampoco un problema para mí, que suelo madrugar. Me levanté a las cinco para preparar todo: café recién hecho, tostadas, fruta, tortilla de patatas, platos calientes, bacon, salchichas, tortillas francesas, yogur, embutidos… un desayuno completo, solo para él. Todo estaba listo a las 6:30.

Pero a las 7:15 apareció vestido, con las maletas en la mano, listo para marcharse.
—¿No va a desayunar? —pregunté, señalando la mesa.
—No, no tengo hambre. Dígame cuánto le debo, que ya me voy.

El viajero egoista que solo pensaba en el by mastorrencito

Le cobré lo que había anotado: tres cervezas y unas albóndigas que había tomado la noche anterior. Pagó sin discutir y se fue.

Cuando fui a recoger la habitación, descubrí la verdadera factura de su estancia. Había consumido dos tazas de café, dos latas de Coca-Cola, dos bolsas de chips y una copa de vino, todo tomado sin avisar ni apuntar en la cuenta. No sé si lo hizo por descuido o con plena intención, pero me quedé mirando aquello sin saber cómo reaccionar.

Esa escena resumía perfectamente su estancia: alguien que toma lo que quiere sin importar el esfuerzo o la cortesía de quien lo recibe. Me limité a recoger y limpiar. A fin de cuentas, no hay mucho más que hacer con personas así.


Desde MasTorrencito te deseamos un buen día y que tus perros te acompañen!!!!

—–
Si quieres, puede ver nuestros bonos para fines de semana, bonos jubilados , a un precio increíble..entra en www.mastorrencito.com o si quieres podeis leer más historia y anécdotas que nos han pasado en Mas Torrencito… Haz click aquí

COMPARTIR

Un comentario

Deja un comentario