La noche avanzaba y todos intentábamos relajarnos, aunque las huellas mojadas y el extraño comportamiento de Lolo nos tenían intrigados. El Misterio de los Olores y las Apariciones en Mas Torrencito

Lourdes continuaba mimando a su pequeño yorkshire, y los clientes, aunque un poco tensos, intentaban convencerse de que todo tenía una explicación racional.

De pronto, Oliver se levantó del sofá con una expresión de sorpresa y señaló una pequeña sombra que se deslizaba entre las patas de la mesa del comedor.

Wait… is that… a cat? —preguntó, parpadeando, mientras la pequeña figura se detenía en seco y nos observaba con ojos brillantes.

Nos giramos para ver lo que Oliver había señalado, y ahí estaba: un gato callejero, con pelaje gris y una mirada astuta, observándonos con desdén desde debajo de la mesa. Era un gato flaco y ágil, que parecía haber encontrado en la Mas Torrencito el lugar perfecto para una cena… y un poco de entretenimiento.

El gato invasor de mas torrencito

El Misterio de los Olores y las Apariciones en Mas Torrencito (2ª parte)

Mireia y yo nos acercamos lentamente, y el gato, al verse descubierto, dio un salto ágil y se escondió detrás del sofá. Lourdes exclamó, con una risa nerviosa:

—¡Así que este es el verdadero culpable de toda esta noche!

Isa, que miraba la escena con una sonrisa divertida, asintió.

—Claro, seguro que este gatito ha estado entrando y saliendo de la casa sin que lo notáramos. Y Lolo… bueno, seguro que lo ha estado siguiendo.

De pronto, todo comenzaba a tener sentido. El gato había estado rondando la casa desde temprano, causando que Lolo y los otros perros lo persiguieran por cada rincón. Las huellas mojadas que habíamos visto en el suelo no eran más que el rastro que ambos habían dejado en su pequeño juego de “escondite”.

Mireia se rio, ya más relajada, y se giró hacia mí.

—Entonces, ¡todo esto fue por un gato que encontró su paraíso en la Mas Torrencito!

El gato callejero nos miraba desde su escondite, probablemente sintiéndose muy orgulloso de haber puesto patas arriba la tranquila noche de la casa. Lolo, al ver que todos estaban pendientes del gato, comenzó a ladrar de nuevo, claramente molesto por haber perdido el protagonismo. Lourdes no pudo evitar reírse.

—¡Anda, Lolo! ¿Acaso tú también querías causar una “noche misteriosa”?

Fuera la tensión

Oliver y Lucy, encantados con el desenlace, comenzaron a sacar fotos del gato y de Lolo. Todo el mundo empezó a bromear sobre la “leyenda del gato fantasma de la Mas Torrencito” y la noche recuperó ese ambiente cálido y distendido.

Para rematar la situación, el gato, con la misma calma con la que había entrado, salió del escondite y caminó lentamente hacia la puerta, dándonos una última mirada desafiante, como diciendo: “volveré”.

Al verlo irse, Isa bromeó:

—Parece que al final, el gato solo vino a asegurarse de que la Mas Torrencito es de buena calidad. ¡Hasta él la ha aprobado!

Mientras las risas llenaban la sala y Lolo se acomodaba finalmente en el regazo de Lourdes, la niebla afuera comenzó a despejarse. El gato desapareció en la oscuridad, y con él, la sensación de inquietud que había marcado la noche.


La Paz Retornada.

A la mañana siguiente, la Mas Torrencito amaneció tranquila. Los clientes comentaban entre risas los eventos de la noche anterior, y Mireia y yo, al fin, pudimos relajarnos. Los turistas, Oliver y Lucy, hicieron fotos de la masía y prometieron volver para «más aventuras».

Finalmente, la Mas Torrencito recuperó su habitual tranquilidad… o al menos hasta que un nuevo huésped, humano o animal, decidiera traer un toque de caos nuevamente.


Desde Mas Torrencito os deseamos un FELIZ JUEVES!!! y que vuestr@s perr@s os acompañe!!!!

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