A veces, no puedo evitar pensar que vivimos en un país que necesita un reset completo. Cada día parece traer consigo un nuevo escándalo, una nueva muestra de lo podrido que está todo. Mi visión sobre el país: un grito de impotencia y reflexión
¿Cómo es posible que el jefe de anti-blanqueo, alguien que debería ser un símbolo de integridad, termine siendo el tipo más corrupto de todos? ¡Un tipo con 20 millones escondidos en las paredes de su casa, un millón en los cajones de su despacho, Ferraris , BMW y Lamborghinis! ¿Y nadie se daba cuenta? Pero claro, si yo, como autónomo, decido comprarme un coche me inspeccionan por que lo uso el fin de semana, y claro… ya estoy en el punto de mira. Es surrealista, indignante y agotador.
Yo siempre trato de ver lo positivo en las cosas, no soy de los que se quejan por cualquier tontería, pero llega un momento en el que te preguntas: ¿qué más nos tienen que hacer para que reaccionemos? A veces pienso que este país necesita quemarse por completo, metafóricamente hablando, para que algo cambie. Yo estaba a favor de la Independencia de Catalunya… ya simplemente por intentar vivir en un pais menos podrido y con dirigentes mas honestos… Nos hemos vuelto marionetas que se conforman con las migajas, mientras los de arriba se lo llevan todo.
La realidad del pequeño empresario y el autónomo
Llevo años trabajando como autónomo, y lo digo claramente: no podemos más. No sé cómo lo aguantamos, ni yo ni los miles que estamos en esta situación. Nos levantamos todos los días para trabajar como bestias, y después de 17 años, ¿qué tengo? Nada. Ni un euro para invertir, ni seguridad, ni siquiera la tranquilidad de saber que puedo cubrir un imprevisto. ¿Y para qué? Para que, mientras tanto, los que deberían estar protegiéndonos estén más ocupados llenándose los bolsillos que arreglando los problemas reales.
Es que no es normal. No es normal que después de tantos años currando, siga cobrando lo mismo o menos que antes. No es normal que haya días en los que a una amiga nuestra le de miedo encender la calefacción o las luces porque la factura le va a ahogar. Y, ojo, sé que hay otros que están peor. Personas que trabajan jornadas interminables, viviendo en habitaciones compartidas porque no pueden permitirse otra cosa. ¿Cómo puede ser que una persona con un salario de 1.400 euros no pueda vivir dignamente en este país? Es una locura que aceptamos como si fuera algo inevitable. ¿Como es posible que a nuestros mayores les den una pension de 600 o 700 euros… Pero de que?
Una persona, con mas de 15 años de experiencia, trabajando, incluso haciendo alguna que otra hora… tal y como están hoy las cosas… si no está con alguien… tendria o que vivir con sus padres o su herman@ o en un piso compartido… y como esa persona… miles… O NO?
Y si te has comprado un piso con tu pareja y te separas… ya ni te cuento las cábalas que se tiene que hacer…
El cinismo de la clase política
Y mientras tanto, los políticos siguen en su burbuja, completamente desconectados de la realidad. No dimite nadie, ni siquiera cuando hay muertos detrás de sus decisiones. Gente como ese eurodiputado, con causas pendientes, sigue en el poder como si nada. La corrupción es la norma, y lo peor es que hemos llegado a un punto en el que ya ni nos sorprende.
Lo único que pedimos, al menos yo, es un poco de empatía, un gesto. ¿Tan difícil era renunciar a un mes de sueldo y destinarlo a las familias afectadas por la DANA? Con algo tan simple, ya habrían hecho más por el pueblo que en todos estos años. Pero no, porque los pueblos «pobres» como los de Valencia les importan poco o nada. Y si no, miremos lo que pasó con La Palma: más de 1.000 familias viviendo en contenedores, y nadie habla de ellos. ¿Qué diferencia hay entre ellos y lo que estamos viendo ahora en Valencia? Ninguna. Es un patrón que se repite: promesas vacías, abandono y olvido.
Mi conclusión: un país roto
Me da rabia, de verdad. Porque yo quiero este país, pero siento que nos lo están quitando de las manos. Nos estrujan, nos explotan y, al final, nos dejan solos. Si no hacemos algo, esto no tiene remedio. Es que llegará un día en que la gente diga: «Hasta aquí hemos llegado.» Y no lo digo con ánimo de ser fatalista, sino porque lo siento en el ambiente. Hay una desesperación generalizada, una falta de esperanza que se va extendiendo.
No podemos seguir así. No podemos aceptar que el trabajador no tenga un futuro, que el autónomo sea el enemigo número uno y que la clase política haga lo que quiera sin consecuencias. Esto tiene que cambiar, y tiene que cambiar ya.
Este es mi pensamiento, mi grito de rabia. Lo digo desde mi experiencia, desde mi frustración. Porque no puedo más, porque no quiero más. Y estoy seguro de que no soy el único.
Desde Mas Torrencito os deseamos un buen día y que vuestr@s perr@ os acompañe!!!!
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