Si algo he aprendido en mi tiempo en el mundo del turismo rural, es que los huéspedes pueden dividirse en dos categorías muy marcadas:

  1. Los que leen las indicaciones y llegan a tiempo, felices y relajados.
  2. Los que creen que su Mercedes de 150.000 euros les da un GPS cerebral infalible y terminan llamando a las ocho de la noche, desesperados, porque llevan horas perdidos.

Adivinen cuáles me tocaron ayer.


Capítulo 1: GPS Opcional en Vehículos de Alta Gama

El día comenzó como cualquier otro. Un par de reservas en Expedia, un par en Booking, y una en particular que, en teoría, no debía dar problemas: una habitación doble para dos personas.

Como siempre, les envié un mensaje detallado por WhatsApp con la dirección exacta, coordenadas, recomendaciones y hasta una foto del cartel de entrada. Doble check azul. Lo leyeron. O al menos eso creí.

Avanza la tarde. Van llegando los huéspedes. Todo bien. Hasta que, a las ocho en punto, me suena el móvil.

Hola. Estamos en la puerta.

¿Sí? ¿Qué puerta?

Pues aquí, en la entrada. Llevamos toda la tarde dando vueltas porque no encontrábamos el sitio.

Pero les envié las indicaciones esta mañana…

Sí, pero no las leímos.

Silencio. Pausa dramática.

Ajá… ¿Y cómo lo encontraron al final?

Mirando las indicaciones.

Amigos, si alguna vez han sentido cómo una parte de su alma se rinde y abandona el cuerpo, entenderán cómo me sentí en ese momento.

Pero lo mejor estaba por venir.

Me asomo para recibirlos y veo un coche negro, grande, imponente. No cualquier coche. Un Mercedes G-Class nuevecito, valorado en más de 150.000 euros.

Este no es un coche cualquiera. Este es un coche de élite, de los que aparecen en las películas cuando los villanos llegan a hacer “negocios”. Es un coche que puede cruzar desiertos, escalar montañas y sobrevivir a una guerra nuclear.

Ricos pero Miserables

Y, sin embargo, no pudo encontrar un alojamiento rural con Google Maps y un mensaje explicativo.

Me pregunto si los 150.000 euros incluían sentido común en el equipamiento opcional.


Capítulo 2: Cuando la Matemática No es lo Tuyo

Se abre la puerta del Mercedes. Baja un primer alemán. Luego un segundo. Luego un tercero.

A ver… ustedes han reservado una habitación doble.

Sí.

Pero son tres.

Sí.

Si han visto “Los Simpson”, recordarán esa escena donde Homero tiene un mono con platillos en la cabeza en lugar de pensamientos.

Así me sentí en ese momento.

Respiré hondo y lo intenté otra vez.

Miren, la habitación doble es para dos. Ustedes son tres. Necesitan una triple o dos dobles.

Bueno, ya nos apañaremos.

No, no. En una habitación doble caben dos. Si son tres, necesitan una triple o dos dobles.

Es que así nos sale más barato…

¡Ahí está! ¡La gran frase! ¡La clave de toda la operación!

Claro, claro. Pero aquí no va a ser.

Se cruzan de brazos. Miro de reojo el Mercedes. 150.000 euros en coche, pero 53 euros en alojamiento, porque “así sale más barato”.

Lo que pasó después fue de película.

Se abre el maletero del Mercedes de los Malotes y en lugar de maletas… salen dos pastores alemanes.

Pero no dos perros normales. No. Dos bestias entrenadas para la guerra.

Uno de ellos me mira, se acerca y me enseña los dientes.

El perro, digo. Aunque luego también lo haría su dueño.

Un segundo después, el líder del grupo le da una orden en alemán, y los dos perros se tumban al unísono, en formación militar.

Empiezo a preguntarme si me equivoqué de profesión y en lugar de turismo rural debería estar organizando entrenamientos de perros comando.

Pero claro, la reserva decía claramente que no se admiten perros machos sin castrar de más de 10 kg.

Así que, con la mejor de mis sonrisas, les hago el comentario.

Y aquí llega el momento estelar.

¿Qué pasa? ¿No les vamos a cortar los huevos? ¿Te gustaría que te lo hicieran a ti?

Querido lector, en ese momento pude ver mi alma abandonando mi cuerpo.

Respiré hondo. Miguel, calma. En la cárcel no hay turismo rural.

Caballero, no es cuestión de lo que me gustaría a mí. Son las normas.

Suspiran. Bufan. Se miran entre ellos.

Bueno, veamos la casa. Si nos gusta, nos quedamos, y si no, nos vamos.

Señores, han pagado 53 euros por la habitación. Esto es una casa rural. Si quieren algo más lujoso, a 2 km tienen un hotel más de su estilo.

¿Ah sí? ¿Cuál?

Hotel Casa Ana Maria.

Sacan el móvil. Miran la web. Y de repente, noto el cambio de expresión.

Joder, qué caro…

Es lo que tiene la calidad.


Capítulo 3: Salida al estilo “Fast & Furious”

Justo en ese momento, llegan otros huéspedes. Una pareja encantadora con un border collie feliz, moviendo la cola.

Todo les parece maravilloso.

Mientras tanto, los del Mercedes de los Malotes siguen dudando.

Se acercan a la pareja con el border collie. Hablan entre ellos. Algo pasa.

Lo que sí sé es que, un minuto después, sin decir ni adiós, se suben a su coche de 150.000 euros y desaparecen en la noche.

Llamo a Booking.

Gente así hay en todos sitios.

Sí, lo sé. Pero anúlales la reserva. No quiero saber nada de ellos.

¿Seguro?

Seguro. No quiero su dinero.


Epílogo: El Karma es un Genio del Humor

A la mañana siguiente, bajo al pueblo y, ¿a quién me encuentro desayunando en el hostal de mi amiga Caty?

Exacto.

Los del Mercedes G-Class de 150.000 euros.

Ahí estaban, desayunando en un hostal sencillo, sin lujos, después de haber rechazado una habitación de 53 euros porque “así sale más barato”.

El karma, señores, tiene un sentido del humor exquisito.


Moraleja:

Si tienes 150.000 euros para un coche, pero reservas un alojamiento de 53 euros, NO SEAS MISERABLE y al menos lee las indicaciones y reserva para el número correcto de personas.

Ah, y si viajas con perros que parecen agentes secretos, asegúrate de que el alojamiento los acepta.

Nos harás la vida más fácil a todos. 😂


Desde MasTorrencito te deseamos un buen día y que tus perros te acompañen!!!!

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